La pérdida auditiva puede afectar a cualquier persona sin importar su edad. En la mayoría de los casos este padecimiento progresa de forma gradual por lo que puede ser difícil para el afectado notar lo que está ocurriendo.
Sin embargo, es importante realizarse el examen auditivo ante la primera sospecha de que se está sufriendo de pérdida auditiva o realizarse un chequeo anualmente para constatar la salud del oído. Puesto que la pérdida auditiva tiene efectos de largo alcance en la salud de la persona. No obstante, la prueba auditiva permite determinar no solo si ocurre una pérdida auditiva, sino que tal leve o grave es la misma.
Además, la prueba auditiva permite definir el tipo de alteración, ya sea: conductiva, neurosensorial o mixta, y definir de esta manera el mejor tratamiento, que puede ser el uso de implantes o audífonos. Si deseas conocer más al respecto en este artículo te explicamos en que consiste el procedimiento para realizarse un examen auditivo.
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Las pruebas de audición consisten en una evaluación indolora y no invasiva que mide la capacidad que tiene una persona para escuchar diferentes sonidos, tonos o frecuencias. Del mismo modo, la prueba también se utiliza para evaluar si el uso de audífonos, implantes o una cirugía pueden mejorar la audición.
Es importante destacar que nuestros oídos tienen tres partes distintas: el oído externo, oído medio y oído interno. En este orden de ideas las pruebas de audición son capaces de detectar si ocurre una pérdida auditiva y en qué parte del oído sucede.
Además, estos resultados pueden demostrar si la persona tiene una pérdida auditiva en uno o ambos oídos, y cuánta audición ha perdido. En este punto es importante aclarar que la intensidad del sonido se mide en unidades llamadas decibelios. Por ejemplo, el habla normal es de 60 decibelios, mientras que un grito se clasifica en los 80 decibelios. En este orden de ideas, la pérdida de la audición se describe de la siguiente manera:
• Normal= menos de 25 db
HL.
• Leve: 25-40 db HL.
• Moderado: 41-65 db HL.
• Grave: 66-90
db HL.
• Profundo: más de 90 db HL.
Esta prueba no requiere de una preparación especial, el paciente solo debe procurar mantenerse quieto y tranquilo durante la realización de la misma.
Las pruebas de audición son realizadas en una habitación completamente silenciosa e insonorizada. El paciente toma asiento y posteriormente el audiólogo, quien se encarga de realizar la prueba de audición, le colocará unos auriculares en la cabeza que se encuentran conectados a una máquina que reproducirá una serie de tonos y sonidos diferentes, un oído a la vez. Es importante que la persona se mantenga quieta y no hable.
El especialista le pedirá a la persona que levante la mano cuando esta escuche un sonido. En caso de que detecte el sonido en el oído izquierdo deberá levantar la mano izquierda, si lo detecta del lado derecho deberá levantar la mano derecha. Aunque en algunas instalaciones el paciente para avisar que escuchó el sonido podrá apretar un botón.
Es importante destacar que esta prueba no conlleva ningún tipo de riesgos.
El audiólogo será el encargado de revisar los resultados de la prueba y emitirá un informe con la información. En ella se podrá detallar si existe una pérdida auditiva leve, moderada o incluso mayor, o si la misma se ha incrementado gradualmente. Posteriormente discutirá con el paciente el significado de los resultados junto a las opciones de tratamiento dependiendo de su caso.
Es importante destacar que, aunque no se pueda restablecer la pérdida auditiva hay formas de compensarla y proteger la audición. En caso tal de que la persona necesite utilizar audífonos, actualmente los mismos son ligeros, pequeños, cómodos de colocarse y cuentan con una excelente tecnología.
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